MIRAR, OBSERVAR, DETENERSE, PENSAR Y CREAR.

MIRAR, OBSERVAR, DETENERSE, PENSAR Y CREAR.

Por: Rosario Greene.

Somos un equipo de puras mujeres, todas bien creativas. Yo, Rosario, soy la mayor (34 años) y mis tres chicas que son bastante más millennials que yo a la hora de encontrar contenidos en Pinterest, Instagram o Blogs de Decoración. Tenemos varios chats: Uno para la pega, otro de esparcimiento y otro para las redes sociales. En estos chats nos compartimos no solo los “To do list” y el día a día de la pega, sino también cosas que nos inspiran. Lo que sea: Restoranes, platos de comida, arreglos de flores, mesas lindas o si alguna vio algo que le gustó, simplemente se comparte. 

Un día de febrero, de esos benditos días en que la pega baja un poco y aparecen estos espacios para dar rienda suelta a la creatividad y las ideas, una mandó al chat un saco de café antiguo. Era un estuche de los años 80 probablemente, cuando el café guardaba en sacos y no en envases desechables como en 2020. Cuando las cosas para transportar este tipo de insumos se guardaban una y otra vez para ser reutilizadas. En fin. Verlo fue como traer al presente esas cosas que te producen nostalgia. Fue como escuchar al unísono: “Esto era de mi época” y sentir eso que es difícil de explicar, pero que por un lado te infla el corazón con ese sentimiento melancólico y por otro, te hace meterte a youtube a buscar canciones de la época.

Entonces salió la idea de porqué no plasmar esta emoción en un cuadro.

En un comienzo buscamos los sacos. ¡Y logramos encontrar varios! Pero claramente la vida útil del producto era muy corta. Entonces empezamos a buscar dónde poder lograr algo parecido.

Lo más entretenido de esto es ver cómo muta esto: Con la simple idea de tomar un saco de café como inspiración hasta llegar a crear un producto distinto (que a nosotras nos encantó como quedó) y que hoy queremos lanzarlo con bombos y platillos contándoles todo nuestro proceso creativo.

Finalmente el resultado es diferente al inicial, pero siempre estuvo dentro de nosotras algunas ideas que hoy queremos compartir con ustedes.

             

1.  Rescatar lo propiamente chileno, potenciar a nuestro país, nuestra gente, sus oficios y trabajos. Por eso sacamos una serie de “packaging antiguo” en arpillera que recuerda esos típicos productos chilenos que nos identifican y enorgullecen. Como la sal de Cahuil, las papas de Chiloé, los dulces de la Ligua, el Merkén de la Araucanía y las aceitunas de Azapa.

  • Potenciar ese sentimiento de nostalgia que todo ser humano siente cuando se enfrenta a algún objeto “de su época”. Por eso revisamos archivos de la Biblioteca Nacional y nos encontramos con estas maravillosas publicidades “antiguas”. A nosotras nos sacaron varias sonrisas al ir viendo y recordando los slogan de los anuncios ochenteros. Y pensar que en algún momento la leche condensada se promocionaba como el mejor complemento de la leche materna y hoy es un sólo sello negro que indica “alto en alto”, “alto en” y “alto en”.

  • Generar frases inspiradoras que nos hicieran sentido a nosotras y que nos movieran a hacer algo o a sentirnos de alguna manera especial. Acá nos dimos muchas vueltas. Buscamos referencias en varias partes, pero finalmente la mayoría de las frases fueron fruto de un mix de sacar inspiraciones en distintos lugares y combinarlas con cuento y diseño propio. Cada letra y frase fue pensada y repensada una y otra vez. Cada tipografía fue elegida con pinzas.

  • Todo esto tenía que estar forjado en un producto diferente a lo que siempre hacemos. Pensamos que estos atributos tenían que estar plasmado en algo que dure, que no tenga tanto la connotación de “desechable”. Pensamos en un producto que tuviera esa nobleza, que te genera humanidad. No queríamos algo perfecto, decidimos voluntariamente que se iban a notar los flecos de los géneros y las arpilleras y que sí aparecían manchas en el género producto de la tinta, era parte del arte y del cuento. En esos detalles e imperfecciones -que a nosotras ya nos parecían bastante perfectas- erradicaba la personalidad de este nuevo producto. Y para poder lograr esa nostalgia, esa pertenencia a un país y esa inspiración profunda que te produce una frase, decidimos plasmarlo en género mediante serigrafía. Que en pocas palabras, es una técnica de impresión de alta calidad que tiene un proceso complejo en cajas de luces y un gran trabajo manual para lograr una impresión profesional en género.

      

Que no se hablé más, acá les muestro el resultado de todo este gran proceso creativo. Les dejo fotos del backstage cuando los recibimos y empezamos a ver cómo los íbamos a enmarcar para lograr darle el look que queríamos al producto final. Lo pasamos demasiado bien en el proceso y aunque se ve simple el producto, no se imaginan la cantidad de trabajo artesanal que hay detrás de él, que va desde la creación del producto, la búsqueda de materiales perfectos para enmarcarlos y finalmente llevarlo a un cuadro que represente lo que queríamos hacerles sentir.

   

Y la pregunta del millón: ¿Donde ponerlos? Quedamos tan fascinadas, que nos gusta cómo se ven en cualquier parte. Vendrá un poco de cerca la recomendación, pero esperamos que terminen tan enamoradas como nosotras. 

Acá les dejamos algunas ideas de cómo se ven en lugares específicos:

         

Fueron pensados para estos lugares no sólo por el look de los cuadros, sino también por un tema de “ambiente”. Todos los lugares mencionados anteriormente son espacios de relajo y distracción. Son lugares para sacarse los zapatos, ponerse pantuflas, taparse con un chal, subir los pies al borde de la chimenea, tomar el vino que nos guste y sentarse a mirar y leer lo que estos cuadros nos quieren decir. Porque hablan. Bueno, de eso les contamos en el próximo capítulo.

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