Celebrar la vida

Celebrar la vida
Tengo un gran lazo con la honestidad de las cosas. Si lo llevo a la realidad, a lo palpable y por qué no a las celebraciones, lo describiría en el cómo ver el relato de cada cosa puesta en escena puede cambiar la experiencia.
Esa es mi mayor fuente de inspiración para poner una mesa linda y esperar a mis invitados.
Cuando decidí a celebrar mi cumpleaños, no pensé en una temática (y esto va en contra del decálogo de mi queridisima RG) pero es la realidad. No hay un tema acotado al que me hubiese gustado darle el protagonismo. Sino que preferí recolectar distintos colores, texturas y olores, que a mi gusto, funcionan armónicamente visualmente. 

Entonces partí desde Pinterest. Con un tablero no muy ambicioso y que supiera que más de algún punto podía llevar a la realidad.
Semanas antes, armé este álbum virtual y en distintas instancias, le dediqué tiempo para poder hilar lo que quería lograr. 
https://pin.it/4eECoQf 
No eran muchas fotos. Esa era la idea, porque en ese mismo camino uno también se frustra cuando ve cosas demasiado impactantes y que si no hay la suficiente cantidad de tiempo, son muy dificiles de bajar a la realidad. 

Y ese era mi caso, a pesar que no tengo guaguas. Ni responsabilidades tan grandes del “mundo adulto” , si tengo un día a día con muchas actividades. Amigas, cumpleaños, familia, deporte y trabajo. A pesar que salgo a las 18:30, nunca llego antes de las 22:00 a mi casa. Y no me desagrada. Pero cuando celebrar ocupa un lugar tan importante en las cosas que me hacen feliz, claramente necesitaba estar más de un día temprano en mi casa.
Para organizar. 

Agrupé todas estas primeras ideas sacadas de Pinterest, y armé algo así como un collage. Las imprimí. Para algunos puede sonar como un gastadero de papel y tinta, pero funcionalmente hablando me considero de la vieja escuela. Me encanta lo análogo, rallar. Escribir sobre las fotos, desglosar las ideas con papel y lápiz. Y así fue.



Fui adaptando ideas y consideré sólo las que me parecían más acorde a lo que quería hacer; comida fría, rápida, sabores distintos y distinta. 
Nunca privilegio las preparaciones calientes. Creo que generan una dependencia en la cocina. Estar pendiente del horno, que no se queme nada, que todo llegue perfecto. Y para mi eso es sinónimo de disfrutar menos a los invitados. Por ende todo lo que tuviera con el entrar/salir a la cocina, lo descarté. 

Desde el minuto 1 tuve un flechazo con el concepto de las brochetas.
Y sabía que podían resultar. Calculé cantidades y empecé a concretar lo que sería mi cumpleaños.

Cuatro días antes, se me echó a perder por completo mi celular. Me quede incomunicada  y lo vi como una especie de regalo. Pude disponer de mi tiempo en mi casa en totalidad. Enfocada en todo lo que quería hacer y lograr. 4 días antes, dediqué un par de noches a empezar con el armado de estas brochetas. Con calma y probando más de algún aliño para condimentarlas.
Eso jamás lo hago, soy más “bruta” y confío en que todo mezclado quedará bien.
Esta vez tuve la suerte de probar con calma, qué sería mejor para cada verdura. Tiempo de cocción y ver el comportamiento de cada preparación para que el “día DE” fuera todo mucho más fácil de cocinar.
En ese mismo proceso, me sentí testigo de lo primero que les conté. De cómo la honestidad de cada verdura, me encandilaba. Ver los colores, lo diferentes de sus texturas.  Del NO querer disfrazarlas de nada, sino que fueran ellas las mismas protagonistas.  Con repollos de distintos colores y tamaños.

El porte era perfecto. Grande y protagonista, tal como lo imaginé. 
Los repollos y casi todas las verduras colorinches las encontré en Lomi. 
A diferencia del supermercado, acá me aseguré hasta el sabor de cada ingrediente!! 
los iba cortando y veía lo lindo que podían ser en su interior. 


En base a eso, quería que fueran los “bowls” de una tabla que tenía pensada. Para eso, les corte la parte superior y calé el centro para que pudieran contener cada salsa. Me costó. Necesitaba muuucha fuerza. Pero lo logré y quedaron así:


Empecé también, a disponer mi living en función de la mesa que quería poner.

Vivo en departamento, entonces el espacio es mucho más chico que una casa. Tenía que saber pensar la posición de cada cosa. Porque no podía entorpecer nada.
La mesa de centro, la esquiné y sobre ella, puse una banqueta que tenía en una pieza.  Así lograba una altura y eso me sirvió para que se viera más dinámico. Agarré unos géneros que tenían intención de mantel. Crea cruda. Una amiga me los había deshilachado entonces tenían un look más rústico. 

Los puse de la manera más desordenada posible para que después, no fuera un dolor de cabeza el tener el mantel perfectamente estirado. Sino que todo lo contrario, que ese mismo desorden “controlado” fuera parte de la puesta en escena.

En una tabla de un metro de largo, pensaba poner los repollos con salsas y lleno de distintos tipos de nachos. Que fuera flaca y alargada, me ayudó muchísimo. La dejé puesta en su lugar desde el minuto uno. Para que después fuera más rápido llegar y montar.

 La tabla la compré aquí. Me la han celebrado un montón y la he usado más que cualquier otra cosa.
Recolecté candelabros de mi living y los hice parte de la decoración.  Tenía unas flores preciosas que mi hermano me había regalado para mi cumpleaños una semana antes, claramente entre el calor y exposición se secaron. Pero aún así, no me pude desprender de ellas. Soy tan sentimental que me daba pena botarlas pensando que él me las había comprado para mi celebración!!!

Asi que armé una especie de guirnalda que interactuaba directamente con la mesa. Estaban totalmente secas pero eso me ayudó muchísimo al look campestre relajado que también complementó la crea deshilachada.
Las rocié con un poco de agua para que no murieran en el intento. Se veían preciosas. Puse un par de velas blancas para prender cuando fuera de noche (he probado muchas y estas son las mejores) 
Me encanta usarlas!!! Literal hasta que las velas no ardan!!!
Velones grandes  que recomiendo 
velas blancas largas que me han durado desde mi cumpleaños hasta hoy 

Para las brochetas siempre pensé en pincharlas en un florero con limones y pomelos partidos por la mitad. Que se viera el colorido y anatomía de cada verdura. Peeeero como la cocina sorprende. El día de mi cumpleaños las brochetas se deshicieron, fue imposible mantenerlas de pie.
Desarmadas por completo.  Para qué apanicarse por eso… plan b en acción y los puse a modo de aperitivo suelto. Sobre una base de mármol blanca para poder resaltarlos. Otros los dejé directamente untados en la salsa del repollo. Preparé dos:
  1. Repollo morado con guacamole. Acá preferí el tomate en cubitos y no rallado. Mucha sal para resaltar el sabor.
  2. Repollo verde con salsa de cilantro. Dos puñados gigantes de cilantro (con hoja, tallo, todo) + una cucharada de aceite y 2 yogurt blanco sin endulzar.
Todo a la juguera. Con sal a gusto.

Queda impactante!!!! Sobre eso, puse las coliflor que no resultaron a modo de brocheta. Un éxito. 

Para almacerar las coliflor:
Aceite de coco + sésamo + teriyaki y soya. Todo al ojo… con eso mismo, dejamos reposar las coliflor y luego al horno por 30 minutos a 120º aprox.

Clave hacerlo lento. Porque sino se queman y no se alcanza a cocer la coliflor. La idea es que queden crujientes, no tiernas. 


Para almacenar los champiñones:
Mostaza + aceto balsámico y aceite de sésamo. Misma instrucción de cocción que las coliflor.


En una de mis preparaciones, también incluí una receta de mi querido Osva Vilas. Publica unos reels muy fáciles y con ingredientes a la mano.
Cada vez que puedo, practico alguno.

Y este se trataba de:
Tiritas de masa de empanada prehorneada o de masa filo. Lo que tengan.
Luego sobre esa tirita, jamón serrano cortado de la misma forma. Con ambos, formar un espiral y al horno. Acá para no pisarme la cola con lo de “entrar y salir a la cocina” lo que hice fue hacerlos en el horno muy muy lento. A 100ºC
Y en la mitad de la celebración, los saqué. Pero antes de eso cuando los vi ya casi listos, los puse sobre una tabla de piedra y los dejé en el horno apagado. Entonces el calor se mantuvo y con libertad, los llevé a los invitados después de 20-30 minutos que habia tenido el horno apagado.

Mantuvo el calor perfectamente la base de piedra para estos espirales de jamón serrano! Deliciosos.
El sector del bar, dejé todos las copas y vasos a disposición de los invitados.  No soporto las botellas de trago, bebidas, jugos etc.
Por ende, las escondí dentro de un canasto. Aportó calidez y orden. 


Mi gente es fanática de la sangría y siempre las preparaba yo...
Con vino en caja, de cualquier marca y con jugo de naranja EXPRIMIDO POR MIS PROPIAS manos!!!

Hasta que una vez, tuve una invitada a la cual le preparé por lo menos 2 litros de esta dedicada receta y no tomó ni una cucharada. Lección, nunca más. 

Este año compré sangría preparada, me la habían recomendado un montón y es exquisita. 
Pero como no soporto las botellas plásticas, no podía ponerla así tal cual. Un par de veces la puse en dispensadores y siempre es un cacho, se chorrea el vino. Mancha todo.
Para sacar la fruta, tienes que tener un arsenal de cucharas y finalmente ensucias todo por la famosa sangría.


Decidí la practicidad de comprar botellas de vidrio, y rellenarlas. Una a una las dejé en el refrigerador para que estuvieran heladas. Me olvidé de las frutas y nadie se dio cuenta. Estaban muy ricas y las invitadas se la tomaban directo de cada botella. Esteticamente es muy lindo el formato!

Las botellas son muy prácticas y lo mejor que se pueden reutilizar una y otra vez.
Para jugos, bebidas, sangría, pisco sour etc. Vale la pena la inversión.

Compré 24 y costaban $11.500 x mercado libre.

Dejo link también. (ojo que habia con tapa dorada, me enteré después. solo inhalé y exhale jajaja) 
Para los que les está dando angustia mi menú veggie, tranquilidad.
Pensé en la consistencia del evento y mandé hacer panes.


Lamentablemente no podía hacerlos yo! Me faltaban días y horas. Sino encantada.

Lo único que pude hacer, fue cranear las combinaciones y seguro que si se animan por ahí, les podrían quedar aún más ricos.

Para salir del jamón queso, mi gran amiga Vale me hizo de:

  • SANDWICH 1: CARNE MECHADA, MOSTAZA, MANÍ TRITURADO, PEPINILLOS
  • SANDWICH 2: QUESO BRIE, PIMENTONES ASADOS, ACEITUNAS NEGRAS
  • SANDWICH 3: JAMÓN SERRANO, RÚCULA, ACEITE DE OLIVA, QUESILLO
  • SANDWICH 4: MOSTAZA DIJON SPICY, POLLO DESMENUZADO, LECHUGA
  • SANDWICH 5: MAYO KRAFT, CHAMPIÑÓN, CEBOLLA SALTEADA, TOMATE
Como la miga es muy importante. Siempre he recomendado la ciabatta del jumbo, de la panadería. Es la mejor!!! Y de 1, salen 2 pedazos contundentes. Se puede dividir perfectamente. 

Finalmente y no menos importante. El toque “macro” lo dieron las flores y ramas tipo follaje.



Es la época de mis flores favoritas, las peonías. Y la única pena fue que no encontré fucsias. Mi color favorito. Por ende, le di tribuna a la paleta de colores de otras flores; Estatice y astromelias.

Corté ramas de palmeras de la oficina (jejeje) y las ocupé para rellenar el muro blanco que quedaba de fondo para la parte del bar.

Las estatice como son secas, las puse sin agua en un canasto para cubiertos mezclado con eucaliptus.
Las astromelias las repartí en canastos grandes. De olores no les puedo mostrar mucho.
Pero para que el repollo no hiciera lo suyo, prendí velas escondidas con olores a sándalo.

Eché mucho home spray de olores de bosque en los sillones (nunca tiren al aire, porque donde realmente se impregnan los olores en los textiles) y así la idea fue lograr un cumpleaños sensorial; lleno de texturas protagonizada por las verduras, flores, ramas. Y olores que acompañaran a toda esta atmósfera.

Creo que esa fue mi mayor inspiración. Muchos elementos que convivan entre si.
Me considero una persona muchas veces dispersa pero con atención en todos los detalles. 

Traté de plasmarlo en mi cumpleaños. Que si bien, mis amigas me siguen molestando por tener repollos en formato de bowl, no hay nada más feliz que compartir las cosas que me gustan con la gente que más quiero. 

De hacer sentir a cada persona especial, que se sorprendan viendo de cómo funciona la decoración, la comida, los olores, la música cuando una la valora.

Que las flores no son un cliché. Son una inyección.
Que tomar una sangría en una botella transparente tiene un sabor distinto a tomarla en un vaso plástico.
Que la coliflor no es aburrida si se come bien condimentado. 
Que a pesar que las brochetas no funcionaron, los floreros con pomelos y limones seguían siendo un espectáculo. 
Que una tabla bien presentada, nunca termina llena. 
Un sandwich con una miga rica y con ingredientes pensado uno a uno, realmente crujen distinto.

Todo eso solo es posible, si tenemos con quien compartirlo y valorarlo.

Un cumpleaños muy especial. Gocé y me reí cada minuto.
Gratitud absoluta de poder cumplir otro año más de vida, de compartirles a mis amigas lo que más me gusta y de ser afortunada de haberlas recibido a cada una con un abrazo, en mi casa. 

Gracias por leer mi celebración y ojalá se animen a implementar más de algún tip o receta, seguro serán igual o más felices que yo. 

Porque si de algo estoy completamente segura, es que la felicidad es mucho mejor cuando se comparte.

Cami Palma.