ISLA DE PASCUA – RAPA NUI

ISLA DE PASCUA – RAPA NUI

Por: Rosario Greene

Como es un mes en que mucha gente comienza a salir de vacaciones, quise hacer un blog distinto contándoles un poco de este destino y dejándoles algunos datos para los que se animen a venir a este lugar con niños.

Isla de Pascua, Rapa Nui, Te Pito o Tehenua, Ombligo del mundo, o como quieran llamarlo, es un destino mágico. Suena un poco cliché la descripción y la palabra, pero creo que la resume bastante bien.                                                                                                                                                                                                           

                

Había venido hace 17 años atrás con mis papás y hermanos en el mismo plan que ahora. Alojando en una casa, trayendo la comida desde Santiago en cooler y cocinando nosotros acá. Mucha gente me había dicho que la iba a encontrar muy cambiada, que estaba mucho más urbanizada y menos “la Isla”. La verdad es que me volví a sorprender nuevamente de su virginidad. Efectivamente Hanga Roa (El pueblo) está con bastantes más autos, motos, caminos pavimentados, con más tiendas y bastante movimiento. Pero alejándote de Hanga Roa hacia cualquiera de los vértices de la isla, la virginidad es increíble, la misma de hace casi dos décadas atrás. Recorres el camino costero y no te encuentras con nadie. A tu alrededor no hay casas, solo verdor, árboles, caballos, vacas, aves, mar y rocas. Y eso es maravilloso. Parar el auto y oír el silencio de la isla. Se escucha fuerte el viento y el movimiento de las hojas y árboles. Nadie más.

¿Dónde alojar con niños?

Nos vinimos a una cabaña. Para nosotros esta siempre fue la opción. Tenemos tres niños. Santiago de 7 años, la Matilde de 5 años y medio y la Amelia de 1 año y 8 meses. Nos parecía evidente que un hotel era difícil, pero también lo elegimos como opción. Yo ya lo había hecho hace 17 años atrás cuando era adolescente con mis papás y hermanos y había sido una experiencia preciosa también. La primera razón es 100% familiar. Porque el estar en una casa hace que uno esté compartiendo todo el tiempo. Que todos nos hagamos cargo de hacer las cosas, de ayudar, de ordenar. Arrendamos una cabaña exquisita. Sencilla, de madera y chiquitita. Justo lo que necesitábamos. Un ambiente con cocina y living-comedor y dos piezas. Una matrimonial y otra con 4 camas. Ideal para nosotros. Nos trajimos toda la comida de Santiago, porque acá es más caro y también por la comodidad de ya tener todo listo, comprado. Lo que nos hizo todo mucho más fácil y cómodo. Puedes traer lo que quieras: Frutas, verduras, lácteos, jamón, cosas frescas, lo que se te ocurra. Nosotros llenamos dos coolers con miles de cosas. Algunos datos prácticos que nos hicieron el viaje mucho más agradable fueron, por ejemplo, haber traído juegos de mesa. Memorize, Puzzles, Pictureka (tipo Pictograma), libros para los niños, cartas. En las noches después de comida, nos instalábamos en plan familiar a jugar a alguno de estos. Ellos estaban fascinados porque se sentían “grandes” que es de las cosas que más le enorgullece a un niño.

            

Si les sirve de dato, traigan cosas para hacer aperitivos ricos. Hay muchos lugares para hacer picnics, en la misma playa, en los paseos que hagan, etc. Siempre es una sensación entretenida abrir el cooler y empezar a sacar cositas ricas.

Acá les dejo el contacto de las cabañas donde nos quedamos. (Marcos: +569 56248803) Tienen juegos para los niños y están terminando de construir una piscina. Ellos mismos te van a buscar al aeropuerto y te reciben con un collar de flores naturales precioso y te van a dejar a la vuelta con un collar de moai de recuerdo. (60.000 la noche la cabaña).

Para nosotros fue clave arrendar auto. La Isla es súper chica, en cruzarla en auto te puedes demorar 20 minutos, pero es cómodo moverse con todas las cosas que uno lleva, sobre todo cuando va con niños: quitasol, toallas, baldes, palas, coche y cooler.

             

Clima

Otra cosa que nos encantó de la Isla es que el clima: acá tiene vida propia y cambia por segundo. No sirve meterse a la aplicación del celular del “tiempo” porque cambia a cada instante y no solo es algo “temporal” de lo rápido que cambia, sino también cambia de un lado de la isla a otro. Más aún, cambia de un metro a otro. No les miento cuando les digo que “vimos pasar la lluvia a un metro nuestro”. Estás parado en una parte y está semi nublado y 10 metros más allá hay una nube gris y está lloviendo. Y eso es muy rico, al principio cuando no sabíamos mirábamos todo el tiempo el clima para saber si había lluvia para tal día, llegamos a suspender un paseo y finalmente todo cambia en un segundo. Se mejora el clima o empeora en el momento.

Sin duda lo que más le gustó a mis niños fue poder bañarse en el mar con lluvia. Estar bajo el quitasol muertos de calor y de repente sin darse cuenta lo estás ocupando de paraguas.

Estábamos en Anakena (Playa) todos felices bajo el sol, en 5 minutos llegaron unas nubes y empezó una tormenta. La Amelia estaba durmiendo una siesta en el coche bajo el quitasol y empezó a llover con mucho viento y muchísima lluvia. Se empezaron a volar las cosas. Mandamos a los niños corriendo para los restoranes de arriba para cubrirse porque se puso “helado” y sacamos a la Amelia del coche. Llegamos arriba en 2 minutos todos estilando. Ellos no podían más de felicidad con la situación. Terminamos llenos de arena, todos mojados comiendo unas empanadas exquisitas y la Amelia envuelta con un mantel que nos prestaron ahí para que no se enfriara.

Sí o sí probar las empanadas de Anakena. Entrando a mano derecha pedir la empanada Atún Queso. Impresionante. Atún en trozos grandes (No se imaginen el atún de lata).

Panorama Cultural

Otra cosa que nos fascinó de la Isla fue la marea de cultura que irradia. Es una cultura tan rica y entretenida que es muy palpable para los niños.

Los moais ancestrales, los bailes, el idioma, las vestimenta, las cuevas, el origen volcánico de la isla, los cráteres y todo lo que ves va dejando a grandes y chicos con la boca abierta. Es increíble ver tan nítidamente como los Rapa Nui conservan su cultura a flor de piel. El amor por el mar, los peces y la naturaleza se les sale por los ojos. Viven día a día con ella y eso se nota muchísimo. Nos llamó mucho la atención el amor y cuidado que tienen por su Isla. En la playa, por ejemplo, no hay basureros con el objetivo de no acumular tanta basura y de que cada persona se haga cargo de la basura que utiliza. Llevar una bolsa o algo para llevarse la basura de vuelta. Hicimos un paseo a caballo y vimos un mapa botado en el camino que –probablemente- se le debe haber caído a algún turista. El guía detuvo el caballo y se bajó a recogerlo, lo metió a su mochila y seguimos adelante. Ellos mismo te llaman la atención cuando los niños agarran una piedra o caminan por un lugar indebido. Es increíble como conocen y saben de sus ancestros. Con cualquiera que converses está empapado de su cultura y te cuenta con orgullo de sus antepasados y presentes. Es algo muy valioso para recibirlo e incorporarlo.

        

          

Cosas entretenidas para hacer y/o ver

Nosotros en la mañana hacíamos algún paseo y todas las tardes nos íbamos a instalar a Anakena que se transformó en el paraíso para los niños.

Anakena:

Es una playa paradisiaca. De arena blanca y agua transparente. Se ve todo para abajo del agua. Entras caminando rodeada de palmeras y a tu derecha se asoma un gran ahu con moais (Ahu = Plataforma ceremonial) y frente a ellos el mar cristalino. Venir cuantas veces quieran. Tiene una zona de picnic muy rica con mesas, asientos y parrillas disponibles para todos los que quieran hacer asados, pescados a la parrilla o llevar sus cosas para comer bajo las palmeras frente a este escenario maravilloso.

                 

Show de baile:

Nos recomendaron el Kari Kari y yo se los recomiendo a ojos cerrados. No solo porque es un show maravilloso, sino porque constituye una academia de ballet que se preocupa de preservar la cultura de la isla. Lleva más de 18 años en esto. Tiene niveles desde los niños más chicos, adolescentes y mayores. Los forman como artistas para luego integrar el ballet como músicos y/o bailarines.

Los show son los días martes jueves y sábado a las 9 pm. Pueden ir a comer además allá. Nosotros fuimos al show y llegamos una hora antes porque te pintan si tu quieres. Y por supuesto los niños estaban felices de guerreros.

El baile es espectacular, el vestuario increíble y el canto e instrumentos maravillosos.

    

Rano Kau y Orongo Village:

Es el cráter del volcán más lindo de la isla. Tiene un microclima exquisito que permite preservar la flora y fauna del lugar. Nos tocó mucho viento así que llevar un corta viento es una buena opción.

Luego seguir hacia arriba a visitar Orongo. Desde ahí hay una vista privilegiada a los “motus” o islotes. Está el islote donde el manutara (pájaro) ponía su huevo una vez al año, y los isleños hacían competencias para ir nadando a recoger el huevo y llevárselo como ofrenda al rey. Hay un sendero que recorre las casitas de piedra y terminas en el otro lado del cráter Rano Kau. ¡Muy lindo!

       

       

Rano Raraku:

Fábrica de los Moais. Fue uno de los lugares que más le llamó la atención a los niños. Es la ladera de un cerro, todo verde donde se ven muchísimos moais en plena construcción. Moais parados, otros enterrados en el pasto, algunos en el suelo que cayeron en el traslado y otros en plena fabricación. Se ve tal cual como los hacían. De una sola pieza de roca empezaban a tallar. Hay un circuito que lo recomiendo hacer sí o sí. Si van con niños chicos llevar mochila porque sino se les hará pesado a los brazos u hombros. La caminata es de 2 kilómetros aproximadamente y se recorre toda la ladera del cerro y hay una vista preciosa hacia el Ahu Tongariki (los 15 moais), el mar de fondo, caballos salvajes por todas partes, cerros, verdor y nada más. El otro circuito es ir a otro crácter volcánico. También vale la pena! Es una subida corta.

         

Paseo a caballo hacia Maunga Terevaka:

El Terevaka es el punto más alto de toda la Isla. (520 metros) donde tienes una vista única y puedes verla en 360 grados. Más gráfico imposible explicarle a un niño lo que es una isla, ves mar por todas partes. Uno puede subir en moto o caminando pero a caballo es una experiencia inolvidable para los niños.

Recomiendo las Cabalgatas Pantu, Buscar en Facebook o preguntarle a cualquier persona de la Isla. Son súper conocidas y reconocidas por la seguridad. Tiene los mejores caballos para los niños, mansos y lo que más les gustó a ellos es que tienen el vestuario de jinete, entonces se sienten verdaderos equitadores. Polainas de todos los portes para los pies y cascos que le quedaba bien a la de 1 año y 8 meses. Increíble. Los niños más grandes pueden ir solos y los más chicos acompañados. Vale 30 mil cada caballo y 15 mil el adicional. ¡Vale la pena!

       

Cueva de los Plátanos:

Están al lado del Ahu Akivi (los 7 moais que representan los 7 exploradores que llegaron a la isla), así que juntar esos dos lugares para un mismo día.

Frente a eso está la entrada hacia las cuevas de origen volcánico. Súper impactantes para los niños. Ahí se refugiaban del clima, de guerras y se protegían. Para llegar a las cuevas son alrededor de 20 minutos caminando (para tener en cuenta para llevar mochila nuevamente para los más chicos). Ir con zapatos tipo crocs o zapatillas cerradas. Mi Matilde fue con chalas y no fue tan apto porque hay que “escalar” un poco para subir y bajar a las cuevas.

         

         

Tahai:

Es un lugar maravilloso para ir a ver la puesta de sol. Hay un complejo ceremonial de 3 zonas de moais muy lindas. Está el único moais con ojos de la Isla. Están presentados frente al mar en una explanada de pasto verde preciosa. Al lado está el cementerio también con vista al mar, muy lindo.

Hanga Roa:

Es la principal localidad de la Isla. El pueblo o el centro. Siempre se pasa por ahí pero vale la pena bajarse y caminar por las calles. Comerse un helado en la caleta. En el Mike Rapu son deliciosos. Hay tiendas de artesanías, restaurantes, cafés, de todo. Y hay una plaza espectacular para niños, con una vista a las rocas y mar excepcional. Llevarlos sí o sí, además si no han tenido la oportunidad pueden compartir con niños Rapa Nui.

    

          

Ver tortugas en Hanga Roa:

Frente a la cancha de fútbol hay un ahu y una playa de rocas. Ahí mismo están las tortugas de mar, se ven perfecto y están a cada rato para los niños.

Misa:

Si son católicos es un imperdible. Y si no lo son también vale la pena. Es ver reflejado el manifiesta de “la misa es una fiesta” que muchas veces en Santiago en las misas es fácil olvidarlo. Acá es imposible. El sacerdote tiene un tocado de plumas gigante, el agua bendita está en conchas de mar. El coro es con ukelele, bombo y acordeón. Hay aplausos en cada momentos y gente bailando. Es en español, pero también hay bastante en Rapa Nui. Mis niños quedaron fascinados! Domingos: 9 am, 11 am y 19 horas.

       

Camino Costero completo:

Recorrer en auto el camino costero. Hay muchísimos lugares para ir parando, ves mucho arte rupestre, miles de moais y lugares culturales preciosos. Nosotros lo hicimos completo pero parcializamos las paradas en más días porque con los niños se nos hacía pesado parar en todos los lugares un mismo día.

Dato práctico: Comprar el ticket de turista en el aereopuerto mismo. Apenas te bajas del avión (por escalera como era antiguamente) y entras al aereopuerto hay una oficina. Los niños menores de 7 años no pagan. Vale 20 mil los adultos y te lo piden en prácticamente todos los lugares que vas.

       

       

Dónde comer

Hay miles de cafés, restaurantes ricos para explorar. Me habían recomendado la tía Berta que era un clásico en la calle principal y no nos falló. Me comí un sashimi de atún fresco imposible de superar. Con sésamo y salsa de ostra. Las empanadas también valen la pena. Son enormes eso sí, como para compartir.

            

Destino cómodo para niños

Quiero terminar este blog recalcando esto. Siempre te dicen que es un lugar muy caro y probablemente esto detiene a muchos. Pero creo que es un destino que privilegiar antes de conocer cualquier playa fuera de Chile como destino rico para ir en familia. A nosotros nos costó más barato que cualquier otro viaje que hubiésemos hecho fuera de Chile. El hecho de poder venirte a una cabaña (60 mil la noche donde caben 2 adultos y 4 niños todos con cama) y traer toda la comida tanto perecible como no perecible, hace que se bajen muchísimo los costos.

Además de esto es un lugar riquísimo en cultura. Donde vas encuentras algo de arqueología, historia o monumento. En mi opinión, es un lugar que todos los chilenos –en la medida de lo posible- debiéramos conocer. Un gran aporte a la cultura de nuestro país, un lugar maravilloso: rico en paisajes, con un clima delicioso para pasar unas ricas vacaciones y sobre todo, muy familiar. El hecho de que sea una isla pequeña hace que sea un viaje muy amigable para los niños, porque no te matas horas en auto yendo de un destino a otro. Todo queda súper cerca, no hay tacos, edificios ni contaminación. Solo vacas, caballos salvajes, aire puro, vegetación y buena onda. Eso es lo que le sobra a esta encantadora isla.